domingo, 31 de enero de 2016

MERLÍN

Si por estos pagos, alguna vez, un caballo mereció el honor de ser recordado.  Con todos los respetos, ese caballo es, MERLÍN.

Caballo hispano-arabe del hierro de la Segura, tordo rodao, armónico y muy expresivo. Propiedad de José María Sánchez Vicente. En 2.015 la reacción a una vacuna contra el resfriado le provocó un enfosamiento y su posterior muerte.

MERLIN, el mago del reino de Camelot, compartía nombre con este corcel que encandiló a todos los aficionados que tuvieron el privilegio de verlo templando entre los astifinos pitones de imponentes toros en los atávicos encierros de los pueblos de Castilla.

Jaca noble y valiente donde las hubiera, era MERLÍN; y se manejaba con la misma valía, tanto para correr un encierro en el sitio más inverosímil, como para tirar con destreza del marathon y hacer revueltas en un palmo de terreno sorteando los obstáculos con una precisión milimétrica y si lo veías  correr detrás de una becerra para derribarla, podías dar por seguro que terminaría  voltetada y con las cuatro patas por alto .

Y siendo meritorio todo lo dicho anteriormente, no lo era menos su amabilidad en el manejo, ya que era Melín un caballo sumiso dispuesto siempre a agradar y a hacer todo aquello que se le pedía, sabiendo lo que de él se esperaba en cada momento y convirtiendo, por ejemplo, una  actividad rutinaria como un plácido paseo con su dueño y dos de sus hijos a la grupa por entre las centenarias encinas de Rozacordero, en una experiencia inolvidable.

Me viene a la memoria una mañana de invierno,  vísperas de San Blas, en la plazuela del ruedo siendo un potro apenas desbravao, empinándose de manera reiterada y con carácter, entiendo que en señal de protesta por ir vestido de clásica, cuando ya reivindicaba pasar a la historia como un caballo vaquero, pues el ambiente del lugar requería estar a la altura de los demás y aunque lo hacía en desventaja, pues era de las primera veces que salía de la pista, ya apuntaba maneras no amilanándose ante lo desconocido, cualidad imprescindible para ser un gran caballo como lo era MERLÍN.


                                                                                  Julio Morcillo Almaraz