domingo, 3 de julio de 2011

MORALEJA "TIERRA DE TOROS"

Me contaba en una ocasión un buen aficionado al campo bravo, de los muchos y buenos que hay por estas tierras, pues no olvidemos que por los alrededores de Moraleja, estuvieron hace años instaladas ganaderías cuyas divisas son respetadas en el mundo del toro y del toreo, Urcola, Albaserrada, Patas Blancas, Valdefresno, Castillejo de Huebra, etc.). Un buen puñado de ganaderias de renombre, algunas del campo bravo charro, pues estos ganaderos traían sus puntas de vacas a pasar aquí el invierno; ya que los inviernos de nuestra tierra son más suaves que los gélidos inviernos de Salamanca.


Contaba este aficionado al que me refería al principio que siendo él un niño vivía con su abuelo, que era el encargado de Gallego en la Moheda y allí conoció a un joven que era el hijo del Mayoral de Antonio Pérez Tabernero. Era este un joven apuesto de no más de 16 años y que por aquel entonces tenía el hábito de vestir traje corto a diario, cosa ésta ciertamente poco frecuente, pues por aquellas fechas las gentes apenas si tenían para comer cuanto más para vestir lujosamente.


El abuelo de este aficionado que era un poco socarrón, solía reirse con frecuancia del muchacho haciendo afirmaciones tales como:

-"¡Tu la ropa te la puedes poner de un día para otro porque no te la ensucias! ¡Si bregaras más con la vacas seguro que no andabas tan trajeao", ¡"Te pareces a Tres Reales que para lo ínico vale espara hacer el paseillo".

-¡Señor Ceferino!, cuando la Paloma se ponga gorda y me traiga la Torera del Campillo¡ se va enterar Usted de lo que yo soy capaz de hacer!

El Señor Ceferino con frecuencia y cuando se le presentaba la ocasión volvia a la carga.

-¡Mucho traje mucho traje, pero yo a ti no te veo bregar con el ganao!

-Señor ceferino cuando la Paloma se ponga gorda y me traiga la Torera del Campillo se va a enterar Usted de lo que yo soy capaz de hacer!

Al tiempo y cuando ya la primavera estaba en su explendor, la Paloma se había metido en carnes y ya el zagal se había traido a la Torera del Campillo, una erala brava se había empicado o el vaquerillo la había empicado a comerse los nabos de la huerta del señor Ceferino. Que una tarde, un poco enfadado, cuando aquel regresaba al caserío le dijo:

-"¡Oye!... que hay una becerra que se ha empicado a comerse los nabos del huerto.

-Si, Sr Ceferino ya me he dado cuenta, es la Rumbona. Mañana por la mañana, a las claras del día, cuando esté en el huerto apareja Usted el caballo y se viene conmigo a ver si somos capaz de sacarla y la desempicamos.

A la mañana siguiente el Sr. Ceferino y el vaquero se montaron en los caballos y se llevaron a la Torera, que era una perra de presa, y se fueron al huerto a buscar a la novilla.

-Ud..., Sr. Ceferino póngase aquí en la puerta del cercao, por si al sacarla del huerto quisiera ir para el sembrao, en lugar de ir para donde están las otras vacas.

Entró el vaquero con su yegua, su perra y la vara al hombro a buscar la becerra, le azuzó la perra. la apretó con la yegua y la enfiló a la portera dende estaba el Sr. Ceferino y antes de que éste pudiera reacionar le había puesto la vara a la becerra y le habia dado un revolcón que la habia quedado con las cuatro patas por alto. Se tiró de la yegua y la apernó y todo esto sin despeinarse o mejor dicho sin mancharse el traje.

Se montó de nuevo en la yegua como el que no quiere la cosa, se dirigió al Sr. Ceferino y le dijo:

-Sr. Ceferino ahora va Ud. y la desaperna que yo ya la he apernao! Y a buen seguro, que a ésta no le van a quedar ganas de volver a comer nabos.




Julio Morcillo Almaraz


2 comentarios:

  1. Me gusta la historia.

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  2. De la asociacion de caballistas de san blas12 de julio de 2011, 12:14

    Muy bonita la historia de mi abuelo.

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